Con simples preguntas puede identificarlos y desmontarlos. "Soy despistado", "Necesito a alguien a mi lado para ser feliz", "Tengo mala suerte", "Siempre la embarro", "Soy torpe hablando en público".
En el cerebro siempre hay algún pensamiento, consciente o no, que induce a las personas a adoptar un comportamiento en lugar de otro, y las impulsa a actuar de cierto modo y con determinada actitud. Suele ocurrir que quien actúa contra sí mismo o los demás, lo hace porque antes se ha generado en su mente una creencia negativa que le hace sufrir o incluso lo tortura psicológica y emocionalmente.
¿Qué ocurriría si esa persona se atreviera a cuestionar esa idea, si abriera su mente? Eso pregunta Brianda Domenecq, escritora y experta en el método de crecimiento personal The Work (El Trabajo), creado por Byron Katie, que puede considerarse un "tipo de meditación que invita a pensar en uno mismo para encontrar respuestas a los problemas que nos preocupan".
"Nuestros propios pensamientos pueden llegar a dañarnos e incluso destruirnos si le otorgamos a nuestra mente, programada desde la infancia por nuestra familia y el entorno social, el poder de dirigir nuestra vida", dice Domenecq.
Señala la experta que ella misma fue víctima de sus propios pensamientos, pero ahora sabe lo que hace en cada instante con su vida. Domenecq asegura que hay cuatro preguntas clave para cuestionar los pensamientos que nos afligen. El primer paso es identificar una idea que considere que lo esté perjudicando (por ejemplo, "Ya es tarde para intentarlo, mi vida es un fracaso...").
Recomienda escribir ese pensamiento en un papel hasta que se tenga práctica, para evitar que la mente se encamine a otros pensamientos. "Después hay que centrarse, permanecer en silencio y contestar desde el corazón una serie de preguntas reveladoras", dice la experta.
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